La cara fea de la vida.
La vida nos enseña su cara más fea, esa de la que alguna vez que otra has oído hablar pero de la que no tienes ni idea hasta que no te enseña sus dientes. Se puede palpar la tensión en esa sala, escuchas lloros, miras las ojeras de esas personas y piensas joder que duro es esto. Pasan los días y esos completos desconocidos se convierten en esos amigos que no han ido a visitarte, en esa família que creías tan tuya pero que ahora no tienen tiempo, quizás otro día, quizás nunca. Y sin embargo, hay personas que te sorprenden, que creías que ya no estaban ahí y te demuestran que ahora más que nunca, los tienes aquí. Esas enfermeras se convierten en nuestros ángeles de la guarda y esos médicos en nuestro Dios. Después de 20 y tantos días seguidos, aquí no existen fin de semanas, empiezan a marcharse algunos, con lágrimas de felicidad. Otros no corren la misma suerte. Y te alegras por aquellos que sí, porque donde hay esperanza hay vida, y despierta.