Entradas

Mostrando entradas de febrero, 2021

Pérdidas.

El primer día sientes que te vas a morir, literalmente, de pena. Sientes que en cada lágrima que derramas se va una parte de ti, parece que te va a estallar la cabeza y los ojos se te hinchan. Al día siguiente te despiertas como si estuvieras de resaca, no puedes con tu cuerpo y el dolor de cabeza sigue ahí. Pero ya no salen lágrimas, es como si te hubieras quedado sin ellas.  No paran de venirte imágenes y momentos a tu cabeza, y el corazón se te encoje, como cuando tienes frío. Porque estás acompañada pero te sientes sola.  Pasaran los días, pasaran las semanas y la pena nunca se irá pero aprendes a vivir con ella. No le dejas que lo nuble todo, porque la vida sigue mereciendo la pena y nunca mejor dicho. Hablo del duelo, de la pérdida. Da miedo, te lo aseguro, no he sentido más miedo en mi vida. Porque hacerse a la idea de que ya nunca estará es lo más duro que he tenido que hacer en mi vida y ojalá sólo hubiera sido una vez. Pero es parte de la vida, unos se van y otros llegan. Hac

Quédate

Quédate con quien le salten chispas en los ojos al mirarte, ese al que pillas mirándote embobado. Quédate con el que siempre saque un hueco para ti, que siempre tenga ganas de más. Quédate con quien encuentre en ti su mejor amiga, que seas esa persona con la que no le cuesta abrirse y te muestre sus miedos e inseguridades. Con quien siempre tengas tema de conversación y aún así os encante el silencio que se crea mientras os tenéis enfrente y os miráis. Quédate con quien te vea como una verdadera diosa, que cuando tengas un día de bajón y no te guste nada de lo que ves en el espejo llegue él y te haga ver la realidad. Quédate con el que te admira, por lo que has pasado, por tu valentía, por tu garra, por tus logros. Que esos logros se conviertan en suyos.  Quédate donde no haya excusas, sino motivos. Donde no haya mentiras sino confianza. Quédate donde no haya dudas, sino la certeza más absoluta de que no existe nada en ese preciso instante que merezca más la pena. Ni las alegrías. Quéd

Bodas de plata.

Esta historia comenzó hace un poco más de 25 años y para mi, es la mayor lección de amor. Era 1995 cuando mis padres se conocieron, ella de Almendralejo y él de Mérida, el destino los unió, apostaron todo por ese amor, hicieron las maletas y decidieron irse a Sevilla. Cómo no iba a enamorarme de Sevilla si desde bien pequeña todo lo que he escuchado sobre ella y su gente ha sido lo mejor de lo mejor. Tan maravilloso que desde entonces mis padres tienen allí a su segunda familia, y mi hermano y yo también, claro. Allí fueron sus principios, construyeron algo mágico en poco tiempo y a los pocos meses ya estaban casándose.  Todo lo bueno hay que celebrarlo mucho, así que dos bodas, una en Febrero por lo civil y otra en Agosto por la iglesia.  Y llegó 1997, mi madre pensaba que no podía tener hijos asique fui la gran sorpresa. La niña de papá y el ojito derecho de mamá. Se les caía la baba conmigo. Bien fotografiada que quedé, ahora doy gracias por haberme grabado a escondidas bailando las

Mi juego, tus reglas.

Te quiero. Pero me quiero más a mi, por eso me voy.  Me voy porque sé que nunca podrías quererme como yo te quiero. Porque tu amor fue demasiado efímero y yo soy de las que quieren más, siempre más. Una inconformista en toda regla. No he sabido querer nunca a medias, ni poco, ni a ratos; y cuando me quieren así, me duele, me revienta. Aguanté porque hay veces que me gusta retar al destino, juego con él, le hago creer que quizás sí. Que quizás tú si eras para mí. Aunque yo supiera desde el principio que no era así. Fue mi juego, pero fueron tus reglas por eso ganaste tú, me ganaste a mí. Qué pena que no haya sido nunca premio. La próxima vez que nos crucemos, léeme, pero no como acostumbras a hacer de madrugada. Léeme la mirada porque sólo allí encontrarás la verdad de por qué empecé este juego; de por qué me retiré a mitad de partida.