Tu cura eres tú misma.

Dicen que el tiempo todo lo cura pero no.

El tiempo no cura nada, el tiempo se va, se pierde, nunca se detiene, no te espera.

Te cura el amor propio, te cura el mirarte a un espejo y aunque no te guste todo lo que ves pintarte los labios de rojo y decirte a ti misma que hoy vas a comerte el mundo,y que por fin, hoy si, te lo creas. 

Te cura las risas con los amigos, una escapada improvisada, un ratito al sol y la buena música.

Te cura las conversaciones con tus padres, y con tus abuelos, una inesperada frase de tu hermano que se te queda clavada. Te cura tu perro, su manera de hacerte saber que te quiere como nadie.

Te cura que te dediques tiempo, que te dejes de excusas y empieces a hacer eso que llevas tiempo dejando para luego. Te curan los besos inesperados y los desconocidos que se convierten en personas importantes en tu vida.

Te cura que busques y pidas ayuda cuando lo necesitas sabiendo que lo cobarde es no hacerlo. Te cura dedicarle tiempo a lo que te llena, a los tuyos, a ti. Te cura un buen libro, una película que dejas a medias y una noche de mimos. 

Te cura el que te atrevas a mandar ese mensaje, que te canses de pasar de largo y te acerques a él con cualquier excusa. Te curan las primeras veces y las segundas, y las terceras, y el entender que si no hay más también está bien, está jodidamente bien porque sólo puede significar que lo que te espera con total seguridad es mejor. 


Comentarios

Entradas populares de este blog

Ojalá

El tiempo que viví contigo